MUSEO DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA DE CANTABRIA. SANTANDER. 2019.
En colaboración con Carlos de Riaño Lozano y Fernando Maniá, arquitectos.
Con la convocatoria se pretende dotar a Cantabria de una sede definitiva y emblemática que albergue los importantes fondos y colecciones arqueológicos recuperados en el territorio de la Comunidad Autónoma, que irá acompañada de un nuevo edificio para la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.
Uno de los objetivos urbanísticos es crear un nuevo Espacio Libre público ante el nuevo equipamiento, como prolongación de la presencia de la bahía hacia el interior del espacio urbano y como remate de la secuencia de sucesivas plazas públicas distribuidas a lo largo del principal eje viario de la ciudad, y que las bases sitúan junto a la calle Casimiro Sainz. Será una de las premisas de partida en el diseño.
En el detallado programa de usos, destacan por su importancia y superficie las Salas de Exposición Permanente, 3.000 m2, con su principal protagonismo. El gran contenedor de colecciones debe contar con una representatividad y una presencia inmediata en la ciudad.
Se opta por un volumen situado en un nivel superior al inmediato de acceso en el espacio público generado en la extensión de Casimiro Sainz hacia Juan de la Cosa, y que le sobrevuela proporcionando un cubrimiento parcial. Similar planteamiento tendrá el edificio administrativo con un aumento de la superficie libre pública cubierta.
La nueva superficie-plaza ganada para la ciudad con un acabado en losas de gran formato se extendería en la proyección hacia Casimiro Sainz y calles inmediatas, cuidando el detalle urbano al máximo y buscando la relación con la bahía. Se propone la total peatonalización del inicio de Juan de la Cosa para su completa incorporación a la nueva plaza y una restricción de tráfico rodado en el siguiente tramo solo para residentes. Se localiza su final exactamente en una de las aberturas de Juan de la Cosa a Castelar, que permiten una visión pictórica de la bahía, con barcos que aparecen y desaparecen, gran ocasión para actuar sobre todas ellas, y provocar un rediseño de la deteriorada escalera que asciende hacia San Vicente de la Barquera, incorporando en este nivel un mirador sobre el mar.
Con estas consideraciones, surgen los volúmenes implantados, el Museo con fachada paralela a Casimiro Sainz y la Consejería, paralela a San Vicente de la Barquera. En el interior un vestíbulo central de recepción a doble altura acoge al visitante. El nivel superior contiene la Sala de Exposiciones Permanente que ocupa prácticamente todo el espacio, diáfano y sin pilares.
Las distintas piezas de la Colección Permanente se exponen en este nivel de doble altura que conecta con el superior, también expositivo, a través de un gran espacio de proporciones basilicales, la Gran Cueva del Paleolítico, para mostrar las piezas más excepcionales de las que se dispone. Ambos niveles quedan unidos por un conjunto de rampas dotadas con vitrinas. La majestuosidad de este espacio y sus amplias posibilidades, hace inevitable la entrada de luz natural norte mediante lucernarios que dispondrán de un oscurecimiento motorizado total.
Sobre los niveles de la Exposición Permanente, se cuenta con otros dos, retranqueados conforme a la envolvente urbanística. El último nivel, que sobrepasa los edificios de la calle de Castelar, contiene, entre otros, la Cafetería-Restaurante que disfruta de una excepcional terraza con vistas a la bahía.
El edificio administrativo para la Consejería, situado en un segundo plano desde Casimiro Sainz, remata perfectamente el conjunto. Una planta canónica de oficinas, con núcleos verticales funcionales situados para cubrir distancias de evacuación y disponibilidad de grandes espacios diáfanos por planta. En el diseño de fachada se ha considerado la fuerte exposición solar que puede tener y su incidencia en la climatización interior. Una disposición de lamas verticales, distantes o próximas en función del soleamiento y una corriente de aire permanente y ascendente, permite equilibrar el efecto sobre el interior.
Los materiales exteriores zócalos pétreos y de vidrio, lamas de protección y muro cortina de la Consejería en aluminio termolacado de alto micraje en gris metalizado mate.
La “Gran Cueva”, con notables colecciones de la Edad del Hierro, estará revestida en su exterior por grandes planchas de acero inoxidable AISI316, tratamiento marino y acabado arenado, perforado de forma aleatoria y presencia luminosa nocturna.
Concurso internacional.
- Infografías: Showmetheproject.