ESCULTURA HONORÍFICA AL GOLFISTA INTERNACIONAL SEVERIANO BALLESTEROS EN PEDREÑA. CANTABRIA. 2009.

Escultura

«[…] Al principio creí que sólo la podía sacar de lado, pero después, reflexionando, vi que había otra posibilidad, aunque muy arriesgada. Había un hueco entre los árboles a través del cual podía llegar a green, aunque debía elevar la bola muy pronto para salvar un muro de casi dos metros que tenía casi encima. Es decir, que para ir a green la bola debía superar el muro, pasar entre las ramas de los árboles, volar por encima de la piscina y el centro de la sala de prensa. Tiré y el golpe salió perfecto.»

 

Esta narración del propio Seve de su segundo golpe en el hoyo 18 de Crans-sur-Sierre en 1989 define perfectamente su juego, ese juego de magia, inspiración, imaginación, un golpe como tantos otros, como el golpe desde el parking del hoyo 16 en Lytham, entre los árboles en Wentworth, la madera 3 desde el bunker en el PGA National en la Ryder Cup del 83… El mejor y más elegante juego de recuperación, la magia alrededor del green.

 

Se trata, por tanto, de traducir las características principales de Seve como jugador en una escultura, que está formada por la figura del golfista, los árboles y el bunker, en forma de “S”, como guiño al Seve diseñador de campos. Estos tres elementos se conforman en un plano que se pliega en tres, creando el campo de juego. Los tres planos se realizan en chapa de acero de 20mm en color natural, con un tratamiento contra los agentes atmosféricos a los que estará expuesto. La escultura se colocará sobre un pequeño pedestal de piedra natural, que, dado su peso, irá apoyado en el suelo simplemente por gravedad. La piedra es un granito chino negro con acabado apomazado. La geometría de este pedestal ayudará a conformar el campo de juego.

 

La percepción del público es el tema central de la escultura. No se trata de un dibujo o una pieza que uno coloque en un pedestal para anunciar que se trata de una obra de arte. Este se concibe más como una parte más de la escultura, y que esta forme parte del medio en el que se colocará la pieza. Sin la experiencia de moverse alrededor de ella no hay contenido. Esto conllevará a una redefinición del espacio, donde la pieza se interrelacionará con la arquitectura y el entorno natural que la rodea y donde el espectador ya no podrá ver ni sentir sin desplazarse alrededor de este nuevo espacio escultórico. Según se mueva el espectador, este tendrá la suerte de imaginar a Seve realizando un golpe más o menos complicado, donde los árboles dificultarán en mayor o menor medida el tiro.

 

Pero sea cual sea esta perspectiva, buscada o encontrada por el espectador, siempre veremos a Seve salir airoso del bosque.